Qué divertido cuando jugábamos a escondidas, cuando un gesto que para los demás era inocente, para mí era una señal de que el juego continuaba. Jugar significaba sonreírle a la vida, pasarlo bien, vivir con ilusión...; pero de repente ese juego terminó, en un abrir y cerrar de ojos abandonamos el juego, porque, tal vez, podíamos quemarnos, o porque simplemente el juego llegó a su final y hubo un ganador.
Sigo pensando en jugar, en soreírle a la vida, en pasarlo bien, en vivir con ilusión..., pero sobre todo pienso en disfrutar al máximo de todos los pequeños detalles que nos rodean, de echarle un pulso a la vida cuando sea necesario y dejar penetrar a los sentimientos en cada momento, sea felicidad, sea tristeza, sea rabia, sea euforia..., pero es que esto es la vida, vivir cada momento tal y como tus sentimientos quieran.