A veces en la vida las ilusiones que te acompañan se apagan como una vela que se queda sin mecha. Intentamos mantener esa luz que nos ha iluminado y que cada día nos hacía levantarnos, luchamos para que no se funda todo en un segundo, pero como un tornado, el tiempo y la distancia se llevan esa ilusión de estar a su lado.
No sabemos cuándo, ni por qué sucede, pero sucede, y es inevitable. Ahora la sonrisa que te proporcionaba esa ilusión te lo proporciona otro elemento, que empieza a cobrar sentido y te da fuerzas para seguir un largo camino, una ilusión que te da las fuerzas que habías perdido anteriormente. Pero la cuestión es ¿merece la pena?
